Cómo trabajar con un Impresor.
El proceso serigráfico es quizá el que menos me atrae dentro del Grabado. En parte porque nunca tuve clases realmente formales en la Universidad (en aquellos años no había equipamiento y lo poco que vimos fue gracias al entusiasmo del profesor y de algunos compañeros) y en parte porque lo poco que pude aprender era bastante precario y me ofrecía posibilidades que estaban muy lejos del proceso gráfico que estaba viviendo.
Por esto cuando el año pasado me tocó trabajar junto a Jason Lehrer en Zygote Press me sentí un poco fuera de lugar ya que su especialidad es justamente esta técnica para mí casi desconocida y que nunca había usado para algo que no fuera de carácter comercial (etiquetas o poleras). Indudablemente ya había tenido la oportunidad de observar serigrafías de muy buen nivel pero mi casi total desconocimiento del proceso me hizo complicado el saber cómo enfrentarlo.
Afortunadamente Jason fue capaz de guiarme sin problemas explicándome lo que se podía hacer a través de una impresionante selección de impresos y luego mostrándome las herramientas y materiales que podía ocupar. Desde lápices serigráficos hasta aceite de cocina, pasando por una enorme impresora láser y aplicación directa de bloqueador hasta mis favoritos: los lápices opacos. Que son una especie de plumones de distintos grosores y una tinta roja que no deja pasar la luz: ideales para un dibujante como yo. Así que dibujé sobre varios trozos de mylar y poco a poco fui ganando confianza. Mi primera prueba fue una pequeña imagen basada en uno de mis mapas, y luego de ver el proceso de emulsión e insolado fui instruido en las técnicas de impresión. La racleta (squeegee) y yo nos volvimos amigos y luego de un par de días fui capaz de imprimir por mí mismo lo que es oficialmente mi primera Edición serigráfica.
Indudablemente no soy un experto y me falta mucho camino por recorrer, pero pude dar el primer paso y espero continuar mi aprendizaje en Chile para ser capaz de manejar estas técnicas de manera aceptable.