Éxodo: me voy al TAV

por May 1, 2009Misceláneos

En el capítulo anterior nuestro héroe, luego de ser atacado por las fuerzas combinadas de la Envidia y la Mediocridad fue alejado de su querida Escuela y expulsado de su nuevo hábitat (o sea el Taller 99).  Lejos de amilanarse y en compañía de su padawan Felipe (Felipe Caglieri, por si alguien lo conoce y lee esto) emigra en busca de una nueva base, la que encuentra en la calle Bellavista cerquita del Canal de Los Simpsons 13 : el Taller de Artes Visuales.

Antes ya describí algo del ambiente que ahí existía, pero para evitar que alguien se de la lata de leerlo (aunque el link es este y el grabado que usé me gusta mucho así que véanlo) repetiré acá los puntos esenciales: muy buen ambiente, excelente recibimiento por parte del señor Carlos Donaire (xilógrafo portentoso), del señor Guillermo Frommer (el primer chileno en estudiar en Tamarind) y el resto de la gente.  Imposible olvidar al Campana (sí, tal cual), Orlando (no furioso), Gloria y mucha gente más que hizo que mi estadía allá fuera muy agradable.

Al contrario de lo observado en otras partes acá nadie tenía problemas con que yo haya sido un alumno modelo en la U de Chile, que haya viajado a Tamarind o cualquiera de esas cosas; el ambiente era 100% libre de envidia y prejuicios.  Solo se nos pidió ser ordenados y cumplir con las normas básicas de convivencia, cosa que no fue difícil dada la calidad del grupo humano.  Y entonces junto a Caglieri comenzamos a dibujar y a trabajar sobre piedras.

Lo interesante de este período es que varios alumnos de la U se dieron cuenta de que yo ya no me aparecía por allá (obvio, me habían echado) y como sentían que las soluciones que les dieron eran bastante mulitas mediocres me ubicaron y fueron a pedirme que les diera clases a escondidas.  Les dije que no correspondía (quería evitarme problemas y concentrarme en mis láminas) pero les ofrecí enseñarles en el mismo TAV (con permiso del Sr. Donaire).  Una o dos veces el grupo de alumnos fue, luego ya no más y uno de ellos me contó que cierto personaje les había contado que sus amos no necesitaban aprender nada por fuera y que no era recomendable que fueran al TAV a ver al traidor.

La época del TAV fue buena, de alrededor de un año y medio, y pude hacer varias láminas.  Algunas me gustan mucho y otras no, como casi siempre pasa.  Lo importante de esto es que mientras yo trabajaba ahí y abría los ojos para aceptar una realidad que no había querido reconocer (porque formaba parte de ella, todo hay que decirlo, fui parte de la Mafia de Grabado de la U) se dieron las condiciones para mi dulce venganza.

Pero eso viene en el próximo capítulo.

saludos

PD: Ahora me doy cuenta de lo desordenado que soy en algunas cosas ya que los textos que publico acá contando historias y algunas anécdotas de mi vida (eso me hace sonar demasiado viejo) no están en orden cronológico.  Pero da lo mismo porque cuando publique mis memorias mi editor va a reparar ese error.

saludos

ILC

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