Cuando se cierra una Puerta se abre una Ventana
Cuando uno menos lo espera pasan cosas que obligan a replantearse y a buscar nuevas alternativas. Las abuelitas dicen que cuando Dios cierra una puerta abre una ventana, y viendo las circunstancias actuales creo que es cierto. Y la ventana es mejor que la misma puerta.
Me pasó luego de haber estado enfermo por causa de la esclavitud del trabajo (ver acá), y sin querer me vi empujado a hacer cosas que no se me habían ocurrido (ser independiente, por ejemplo, para no tener nunca más un Jefe) y, en lo que fue la mejor decisión, volver a tomar los lápices y dedicarme a dibujar para recuperar mi mano y trazar un plan que me permitiría seguir viviendo tranquilo sin tener que soportar a idiotas varios.
Como primera pata del plan necesitaba encontrar un espacio para dibujar. Esta función la cumplía el taller por todos conocido en Concha y Toro 32, pero fui víctima de lo que llaman Daño Colateral (derivadas de un problema de egos, pasión y violencia en la Casa Rosa generados por una mezcla de jipis, okupas e ingenuos) y tuve que desalojar. Cuando esto pasó se detuvieron algunos planes, pero la Ventana ya mencionada se abrió y la segunda parte de mi plan comenzó a concretarse…